viernes, 3 de febrero de 2006

U2 2.0: The Singles

Desde hace un par de dias no paro de encontrarme con U2. Su visita a chile tiene a todas las radios algo freneticas con el asunto y si ya chile parecia un pais U2-nomano, ahora la cosa ya parece chiste.
Pero traspapeladas entre tanta cancion reciente de esta banda (digo reciente, queriendo decir desde Pop en adelante...1997 en adelante), se ha colado un buen puniado de canciones que me han remitido a mimontos bien notables de mi vida. Y aunque no pareciera mas que un ejercicio de nostalgia, me he re encontrado con canciones que me siguen pareciendo notables y que creo son una buena demostracion de lo que un single deberia ser: excitante, filudo, de vocacion popular, resonante con su tiempo y al mismo tiempo encargado de llevar algun sonido marginal al centro mismo de la estandarizacion. Una bomba.

Y me pasa que U2, con todo lo insufrible que es su onda hoy por hoy (decontado el mesianismo global de Mr. Bono-Development), es una banda que tuvo canciones increibles y que, como les contaba, me han bonbardeado recientemente no se por que.

Vamos viendo.

Comprando una botella de agua mineral el otro dia. Hacia la cola para pagar. Se escuhaba una radio a un volumen relativamente alto. Mientras miro un cartel de helados Savory con Paola Camaggi (si, aun quedan boliches con esas helados y esa foto) el pesado aire veraniego es interrumpido por el estruendo de una guitarra rasgueada...luego: yeah!, y entra la banda completa...Desire. Tres acordes y un excelente coro. Comienza con el tipo gritando yeah. Me encanta esta cancion. Nada que hacerle. Buen single.

Luego en auto, atrapado en un absurdo taco de verano que no entiendo como llego a ocurrir a esa hora y en ese lugar sin un muerto de por medio. La melodia de ese teclado agudo con esa melodia bien al fondo, bien al fondo...totalmente Eno, que demora toda una estrofa en caer, dejando que la voz entre perfectamente afectada: With or Without You. Balada de baladas. Trillada, si, cierto, pero increible al fin. La letra, la intension, el sonido de la banda. Super. Flashback a la vida cuando era simple y trivialmente atormentada.

Tambien The Fly, que me sorprendio el otro dia en un shuffle de iTunes en mi PC. Quede para adentro. Es una cancion extrania porque formalmente es fome, pero sonaba como un rio repleto de pestilencias radioactivas en su tiempo. Oscura...casi anti-U2. Pero ahi esta el coro y uno vuelve a reconocer al Bono y queda en claro que esta no es mas que otra cara mas de las varias que tiene la banda. Pero igual creo que The Fly fue un single arriesgado, inteligente, jugado...y bueno. Oportuno. Me acuerdo la primera vez que escuche el Achtung Baby y senti como entraban esas baterias ultra saturadas justo al comienzo del disco. No entendi nada. Y no entender nada es una necesidad cuando estas a punto de dejar de ser un pendejo. Ayuda a sacudirse.

En fin. Tenia que ponerlo por escrito.

Death or Glory!

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U2 1.0: Capital

U2: Ocho Años No Es Nada

La última vez que U2 estuvo en Chile fue en febrero de 1998 en el contexto de su gira Popmart. En nuestro país se encontraron con una nación enfrentando el primer año de la crisis asiática y sumida en esa extraña niebla de apatía y aburrimiento que fue el gobierno de Eduardo Frei antes de la detención de Pinochet en Londres (asunto que ocurriría en noviembre de ese mismo año). Probablemente los dos momentos de la visita de la banda que mejor reflejan las contradicciones del Chile de aquel tiempo fueron la escapada de Bono a Isla Negra- donde durmió en el hotel de la Charo Jofre y se emborrachó con pescadores al caer el sol- y la pifiadera que recibió el mismísimo Bono al terminar su concierto en el Estadio Nacional invitando al escenario a la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Para ese entonces U2 era una banda gigantesca en el mundo entero y venia a promocionar el peor disco de su carrera hasta el minuto: Pop. Atrás habían quedado los coqueteos ciberpunks, la exploración de la Norteamérica profunda, el gospel y el ácido new wave de sus inicios. U2 recorría el planeta a sus anchas y era aplaudido en todas partes.

Hoy U2 es aun más grande y global en su éxito, y después de ocho años y algunos discos bastante mediocres, se encontrará con un Chile también más grande y global, pero sobre todo, profundamente distinto. Un buen puñado de hitos potentísimos han ocurrido en estos últimos ocho años- y sobre ellos se ha gastado suficiente tinta- pero lo que ha sucedido con las entradas para el concierto de esta banda el próximo 26 de Febrero es elocuentemente gráfico al respecto. Si, ya es sabido, estas son las entradas más caras de la gira Vertigo en todo el mundo y aquello no deja de ser sorprendente. Pero lo realmente notable es la rapidez y voracidad con la que se agotaron. Es cierto que una estrategia de precios más popular habría dejado menos gente fuera del estadio y también es cierto que esos precios para un espectáculo así de masivo parecen algo ridículos. Pero finalmente desde el punto de vista estrictamente comercial (y esto es entertainment, es decir, 100% comercial) los precios que se cobraron dan cuenta de un excelente olfato al momento de estimar la demanda por parte de los organizadores. Nada más ni nada menos que eso. Insisto: lo increíble aquí es cómo la gente se llevó para la casa esas entradas, lo que me hace pensar que Chile es un país con mucha más plata de la que yo creía, y que la funcia aquella de las supercarreteras y el progreso es cierta. Confuso asunto en medio de la algarabía oportunista de la equidad que hemos vivido estos últimos meses, pero no por eso menos potente. Y es que quizás en esto reside el centro de la cuestión: El U2 de Vertigo llegará a un Chile que se cambió de vagón- con todas las atrocidades, injusticias, sin sabores y epifanías que aquello supone-, pero uno que cruzó un umbral. Las heridas, los dolores, las conversaciones, las sospechas mutuas y el lenguaje son hoy otros, y eso nos hace inevitablemente otros a todos. Eso es innegable, y así lo probarán los 60 y tantos mil chilenos que verán a U2 el próximo 26 de Febrero.

* Columna aparecida en el numero de Enero de revista Capital.

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